Wall Street se vuelca a las cartas coleccionables mientras los precios se disparan

Ken Goldin lleva cuatro décadas vendiendo cromos deportivos y lo que ocurrió a principios de este mes le sorprendió.

A principios de febrero, una tarjeta de baloncesto de Michael Jordan en perfectas condiciones se vendió por la cifra récord de 738,000 dólares en una subasta organizada por la empresa de Goldin. ¿Lo mejor? El mismo artículo se había vendido por casi 215,000 dólares unas semanas antes.

“Nunca ha habido un momento como éste en la historia del negocio”, dijo Goldin. “Apostaría que por cada persona que quería una tarjeta de novato de Michael Jordan en 2019, hay 100 más ahora”.

La impactante venta es parte de una tendencia mucho más grande en los coleccionables deportivos que ha captado la atención de inversores sofisticados, así como de pequeños comerciantes, transformando el coleccionismo de tarjetas de un pasatiempo a un importante mercado de inversión. Pero el momento y la escala de la subida de precios también ha despertado la preocupación de que pueda ser alimentada por las mismas fuerzas especulativas que recientemente hicieron subir el bitcoin y las acciones como GameStop.

Los expertos del sector reconocen que su negocio puede estar beneficiándose de la euforia general del mercado. Pero rechazan la idea de que el auge de la demanda esté generando una burbuja de precios.

“Esto forma parte de nuestra cultura”, afirma Goldin. “Yo no me acercaría a la palabra burbuja”.